Qué tipos de cunas para bebés existen

¿Por qué la cuna es un elemento indispensable en el descanso del bebé?

Hoy en nuestra web deseamos contarte que las cunas, o camas infantiles, son un elemento muy importante en la vida del bebé pues en ellas pasará un buen número de horas durante su primer año de vida.

Antes de decidirnos por una cuna en concreto deberemos tener en cuenta diversos factores como por ejemplo su confort, pues a fin de cuentas es el elemento que debe garantizar el buen descanso del bebé, su resistencia y seguridad, así como la calidad de los materiales, son también factores esenciales.

Finalmente tenemos el nada despreciable factor estético: el diseño de la cuna cuenta.

El período de sueño es fundamental para el niño, así que precisamente en la cuna no deberíamos mostrarnos ahorrativos en exceso.

Si no disponemos de mucho espacio en casa el bebé puede dormir con los padres durante los tres o cuatro primeros meses, en un moisés de alrededor de 80cm de longitud.

Pero no más allá de ese tiempo. Este moisés, generalmente de forma ovalada, permitirá trasladarlo con comodidad e incluso mecer al bebé.

El moisés deberá tener el fondo rígido y plano, los bordes acolchados, y con la suficiente altura como para que sea seguro.

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¿Qué clases de cunas para bebés hay en el mercado?

En el mercado se pueden encontrar multitud de tipos de cunas, cada uno con sus peculiaridades, ventajas, e inconvenientes. Veamos algunos:

  1. Moisés: Se trata de una pequeña cunita, rondando los 80 cm de longitud, que permite ser instalada en casi cualquier lado, por ejemplo en la habitación de los propios padres. Puede utilizarse durante los 3 o 4 primeros meses de vida del bebé. Algunos modelos cuentan con una cobertura y siempre deberíamos asegurarnos de que su fondo sea rígido y completamente plano.
  2. Cuna estándar, accesible desde uno de sus lados, o desde ambos para lograr una mayor versatilidad. Ya comentada en el artículo La cuna y el bebé.
  3. Mini cunas: Como su nombre indica no son más que versiones muy reducidas de la cuna estándar. Su uso es interesante en espacios reducidos, pero no pueden adaptarse al desarrollo del bebé por lo que se quedarán pequeñas en poco tiempo.
  4. Cunas de viaje: Se trata de cunas portátiles completamente plegables para poder viajar con comodidad guardándolas dentro del maletero del coche, por ejemplo.
  5. Cuna “co-sleeper”: Este tipo de cunas forman una verdadera extensión de la cama de los padres permitiendo que éstos puedan ocuparse del bebé con comodidad durante la noche al tiempo que le aseguran el necesario espacio.
  6. Cuna convertible: Se trata de cunas que si bien son algo más aparatosas que las estándar, ofrecen la ventaja de poder convertirse en la cama del niño, cama infantil, en cuanto éste lo requiera adaptándose a su crecimiento. Aprovecharemos así el mueble durante unos cuantos años, lo que acabará repercutiendo en un notable ahorro para nuestro bolsillo. La cama infantil, que funciona como transición desde la etapa de la cuna, hasta la etapa en que el niño podrá usar una cama de adulto, usa un colchón típico de cuna pero son bastante más bajas. Es frecuente encontrarlas con divertidas formas que despierten la imaginación del niño, por ejemplo de coche.

A tener en cuenta al pasar al bebé a su cuna

Una vez pasemos el bebé a su cuna deberemos asegurarnos de su solidez y resistencia, y de que se encuentra homologada según la normativa europea.

  • Las dimensiones de la cuna pueden ser variables, pero su longitud como mínimo deberá ser unos 20 o 30 centímetros mayor que la altura del niño en ese momento.
  • Su anchura debería rondar los 60 centímetros como mínimo. Conviene que la altura de la cuna sea regulable de forma que cuanto más pequeño sea el niño, mayor sea dicha altura, de forma que resulte cómodo para los padres tomar en brazos al bebé.
  • Los barrotes de protección de la cuna deberán situarse con una separación máxima entre ellos de alrededor de los 6 centímetros, de forma que no sea fácil utilizarlos para trepar por ellos, ni el bebé pueda meter la cabeza entre dos barrotes, algo muy peligroso.
  • El somier de láminas no debería tener espacios superiores a los 6 centímetros entre láminas, ni más de dos centímetros entre el somier y la estructura de la cuna. Si es necesario, se puede colocar algún tipo de protección acolchada en los barrotes para evitar que el niño se golpee accidentalmente.

En muchas ocasiones el tamaño de la cuna puede llegar a regularse para adaptarla así al desarrollo del bebé.

Otro de los accesorios que se suelen emplear para que nuestro bebé concilie el sueño de manera más rápida es empleando todo tipo de carruseles de cuna móviles electrónicos, estos suelen ir acompañados de sonidos relajantes y movimientos giratorios para ayudar en la relajación de nuestro pequeño.

Estos dispositivos se pueden comprar en tiendas online especializadas en móviles musicales como carruselcuna10 con precios más económicos y otra alternativa es buscarlo en grandes superficies comerciales como puede ser alcampo, carrefour, el corte inglés o ikea. Como idea para añadir comentar que las principales marcas son Fisher Price, Jané o Prenatal.

Descubre la importancia de la temperatura del agua del baño a la hora de bañar a tu recién nacido en este artículo.

Si la cuna tiene ruedas, algo realmente útil si tenemos problemas de espacio, éstas deberían poder bloquearse. Como mínimo dos de ellas.

La ropa de cama para cunas y camas infantiles

En una cuna el colchón elegido puede ser de diversos materiales; látex, espuma, o incluso muelles.

Pero debemos elegirlo preferiblemente duro. El colchón deberá ajustarse perfectamente a la estructura de la cama de forma que no queden huecos entre los barrotes y el colchón por los que el bebé pueda meterse, o incluso llegar a caer.

El grosor del colchón puede variar, pero nunca debería ser menor de unos 10 centímetros. No todos los colchones se adaptan a todos los modelos de cuna, deberemos elegir el más adecuado en cada caso.

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Un bebé no debería utilizar almohada para evitar forzar a la columna vertebral en una posición extraña.

La cabeza del bebé es proporcionalmente muy grande respecto al resto del cuerpo por lo que una almohada haría más mal que bien. Además si el bebé se diera la vuelta sobre una almohada existiría verdadero peligro de asfixia.

Si deseamos elevar, o reclinar al bebé, mejor usar una toalla doblada o similar. Pero colocándola también bajo la espalda, y no únicamente bajo la cabeza.

A partir de los dos años ya se podría usar almohada, pero todavía bastante delgada y no demasiado blanda.

La ropa de cama no debe suponer una molestia para el niño, es decir, debe abrigar y dar calor, pero no pesar.

El tejido de la ropa de cama es muy importante, sobre todo si el niño es alérgico.

Deberán evitarse rellenos de plumas, tejidos de fibra o tejidos acrílicos son opciones aceptables. Si además es fácilmente lavable en lavadora, tanto mejor.

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